Sé que parece cliché, pero resueno desde el alma con la convicción de que las crisis siempre son oportunidades únicas. Es poco probable hacer cambios profundos en nosotros y en nuestras vidas, si no es a partir de movimientos de piso importantes. Y el 2020 sí que fue un año extraño, movido y difícil para mayoría de las personas. Han desaparecido nuestras certezas, han cambiado nuestros planes. Nos ha obligado a detenernos, mirarnos, reconocernos, readaptarnos y reinventarnos en tantas dimensiones.
Hoy aún vivimos tiempos inciertos y este viaje de regreso me parece tan esencial porque nos desafía a no quedarnos sólo en el plano de lo resolutivo y de los reacomodos e ir más allá…a tomar lo vivido para darle un sentido y un propósito vital, para evolucionar desde el hacer al SER.
Quizás sea necesario que se derrumben viejas estructuras. Quizás se romperán muchos viejos acuerdos y pactos. Pasarás por movimientos y grandes cambios. Es probable que al principio se sienta como un caos. Seguramente viejos recuerdos regresarán para ser curados. Lo ignorado, reprimido y apretado te puede doler un rato, cuando salga a la luz lo que estaba silenciado.
Del dolor y la molestia no se huye. Para soltarlo debemos permitir que pase por el cuerpo, debemos darnos tiempo para entenderlo, hacerlo nuestro amigo y dejar que nos muestre dónde hace falta crecer.
El dolor una vez que se abraza y se integra, nos permite luego poder liberarlo, soltarlo, desenredar el nudo, luego de este estancamiento permitir que las aguas continúen su camino y así la herida puede comenzar a cicatrizar. Luego va apareciendo la paz, la claridad, la liviandad, el entendimiento y el comienzo una re-conexión profunda con uno misma que nos guiará a vivir en base a una mayor coherencia y alineación interna.
Quizás también el volver a ti es en realidad conocer a esa nueva TU, es volver a tu esencia y ver como otras cosas alrededor de ella cambiaron. Es conocerte de nuevo, llevarte a citas, pasar más tiempo contigo, hacer contigo lo que harías cuando alguien te intriga y te dan ganas de saber más de ella.
El cambio es inevitable mi bella, pero el crecimiento es una elección. Cualquier esfuerzo que se realice a favor de la reconstrucción o el mejoramiento de tu vida vale la alegría y no la pena. Lo único posible y lo único necesario es aprender el arte de SER, algo que cada día se cultiva, en tu cotidiano, se conserva y se da a través de ti, es transversal en todas sus actividades, se da en la vida, y que es la vida sino una constante construcción que probará o fuertes de nuestras raíces, más que lo brillante de nuestros frutos.
Porque definitivamente no somos lo que nos pasa sino aquello en lo que decidimos convertirnos a partir de lo que nos pasa. ¿Qué nueva versión de ti has podido desplegar este año? ¿Qué nuevos recursos has descubierto que tenías? ¿De qué has podido desprenderte?…y muy importante también ¿Quién quieres ser a partir de todo lo vivido?
El viaje interior es un paseo entre luces y sombras que no tiene regreso, al principio moverá todo lo que te habías acostumbrado. Pero aun así es el camino que te dará los paisajes más hermosos, las oscuridades con más estrellas, te regresará esa paz y re-conexión que habías olvidado. Recuerda que de todos los viajes que harás durante la vida, ninguno se compara al viaje de vuelta a ti.
Volver a ti es sanar de raíz al atravesar un proceso intenso e integral: atender mi cuerpo, nutrir mi mente, acompañar mis emociones, conectar con mi espíritu. Sanar es un acto amoroso, transformador y valiente. Cuando te entregas a conocer tus luces y sombras te transformas profundamente ¿Te atreves a atravesar conmigo esta experiencia?
Con amor,
Jo.